viernes, marzo 02, 2007

Plataforma, de Michel Houllebecq

Lo que digo yo:

La verdad que arrancar con este libro me costó mucho pero mucho trabajo. Me parece que peca de pedante, es como si quisiera dejar claro lo “culto” que es, pero para mí una novela se trata de ver la historia, no de tener percepciones sobre la vida del autor.

De todas formas, el tema es interesante y está tratado de una forma novedosa, me explico: habla de la prostitución como un valor de consumo, normal y positivo. Defiende el turismo sexual, lo encasilla en un consumible más en la sociedad. No deja de tener razón pero es molesto es que las escenas sexuales están metidas por todas partes, en muchos casos innecesariamente. No defiendo el puritanismo, y creo que hay novelas donde si no hay sexo, poco sentido tiene la trama porque se vuelve superficial. En este caso, ya que va mucho sobre la sexualidad, lo entiendo: pero es injustificado que te explique siete veces en el libro como masturban las filipinas (¡¡¡entendí con una, Houllebecq!!!). Además, ni siquiera está escrito provocativamente, es decir: se lee como manual de anatomía.

Por el lado bueno, es evidente que Houllebecq sabe contar historias que nadie más se arriesgaría a contar, al menos desde el punto de vista en que lo hace. Y que habla de realidades de la sociedad de consumo, donde todo TODO es susceptible de ser vendido y comprado, en eso le reconozco su valentía para ponerse en la postura que lo hace. Incluso al final, por un incidente que no cuento para no echarla a perder, me di cuenta de que yo misma estaba de parte del personaje central.

Interesante si uno quiere ver al abogado del diablo en acción, o si tiene ganas de leerlo a sabiendas de que sus opiniones (las del personaje, no juzgo al autor) pueden llegar a ser repulsivas, pero que sí, hay algo de verdades detrás.


Lo que dice la contraportada:

Michel, parisino de cuarenta años, es funcionario en un ministerio. Apocado y apático, está aburrido de todo y se siente incapaz de experimentar ninguna emoción. Poco después de la muerte de su padre decide partir: lo esperan una vacaciones en Tailandia para olvidarse de todo y sumergirse en un paraíso de placer. En el oasis del turismo sexual, Michel vive un encuentro de imprevista intensidad: conoce a Valérie, directiva de "Nouvelles Frontieres". De vuelta en París, Michel emprende, junto a Valérie y un amigo, una aventura empresarial: crean una red mundial de colonias turísticas en las que el sexo se practique libremente, los deseos estén en venta, la prostitución sea una actividad legal. La iniciativa conoce un éxito inmediato.

1 comentario:

  1. Murasaki2:36 p. m.

    Creo que puede ser un interesante punto de vista, eso de "desmitificar" la prostitución, aunque haya cosas con las que uno no esté de acuerdo...pero el recurso "explícito-repetitivo" me suena muy pega.

    Por otra parte, a veces creo que el sexo está sobre-utilizado, sobre-expuesto, no sé, como que me cansa que gente con complejos y obsesiones no resueltos nos los restrieguen en la cara y encima quieran convencernos que todos somos iguales a ellos.

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