martes, abril 29, 2008

El Rey Lear, de William Shakespeare


Ed. Austral 160 págs.


Lo que digo yo:


La ventaja de leer los grandes clásicos de Shakespeare es que hay un mínimo de calidad asegurada. Además, se convierte en algo así como el teatro griego en su época, ya sé de qué va. Para terminar, esta es la tercera o cuarta vez que leo la obra. Probablemente la que más atención le he puesto, y por tanto, la que más me ha impactado.

La vejez, el amor y sus demostraciones, la codicia, las relaciones humanas, la crueldad, la compasión, la lealtad… Shakespeare se deleitaba –evidentemente –en hacer un minucioso estudio humano y transformarlo en diversas tramas.

En esta obra, tres hermanas (muy estructura bastante mítica, de hecho) muestran su amor o falta de amor a su padre, lo que trae consecuencias trágicas. Una de ellas decide ser sincera… y qué caro le cuesta.

Lo que más me gusta de la obra es el bufón, el único que se permite decir exactamente lo que le da la gana, y sus palabras en principio no traen consecuencias. Esta idea de que el “loco” guía al sabio me fascina. Dice, disfrazadas sus palabras de boberías, las grandes verdades que el rey no quiere escuchar.


Lo que dice la contraportada: El rey de Inglaterra reparte en vida su reino entre sus hijas pero a la pequeña, Cordelia, la deshereda. Una vez que las hijas son reinas, su comportamiento para con su padre cambia drásticamente y se desentienden totalmente de él. Cordelia será al final la que demuestrará verdadero cariño por su padre.

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