miércoles, julio 01, 2009

Saber perder, de David Trueba

Lo que digo yo:


El año pasado me traje este libro a mis tierras. No me lo leí. En diciembre empecé a leerlo. Lo dejé. En marzo lo retomé. En mayo lo perdí (juego irónico, pero real, de la vida, lo supe perder…) y unos días antes de viajar El Hubby lo encontró.


O sea, que si sumamos desde mi primer intento (me salto el viaje transocéanico) me ha costado seis meses acabar con él. Ahora intento explicar por qué:


Tiene una trama interesante, pero resulta que tras 300 páginas te das cuenta que tampoco es una “gran” trama. No es especialmente original, ni tiene giros espectaculares que te dejan boquiabierto.


Es una historia como cualquier otra, así que esto no es su mayor cualidad.


Los personajes son curiosos, típicos pero con un pequeño giro. La adolescente, pero astuta; los padres divorciados, pero se llevan bien; los abueletes cascados de la vida, pero que siguen tirando; el jugador de fútbol, pero culto y visitador de museos. Pero muchas de las ideas, buenas, que tiene, las deja en enunciado. La acción no avanza gracias a los personajes, sino que o ya les pasaron las cosas, o lo que les pasa parece tan poco grave que no genera mucho interés.


Está bien escrito, pero en presente. Así, al menos a mí el entender lo que iba pasando, y el orden en que iba pasando, me pareció un esfuerzo adicional que prefiero no tener que hacer. O sea, el uso de palabras complejas y construcciones rebuscadas me pareció un artificio, y no un estilo asentado de autor. Como si hubiera querida disfrazar de muy profunda una cosa bastante banal. Y que, creo yo, habría estado mejor como banal y punto.


O sea que es un libro decente, pero tan largo que honestamente es mejor ir a otro… o probar con otros de Trueba más cortitos, que es lo que pienso que tendría que haber hecho yo.



Lo que dice la contraportada:



Sylvia cumple dieciséis años el día en que comienza esta novela. Para celebrarlo organiza una falsa fiesta que sólo tiene un invitado. Horas después sufrirá un accidente que significará su entrada en la vida adulta. Su padre, Lorenzo, es un hombre separado que trata de superar el abandono de su mujer y el fracaso laboral. Ariel Burano es un joven jugador de fútbol que deja Buenos Aires para fichar por un equipo español. Con su superdotada pierna izquierda, será cuestión de tiempo que el estadio coree su nombre. Y tiempo es lo que no tiene el anciano Leandro, que vive en esa época donde casi todo se derrumba. Éstos son los cuatro personajes principales de Saber perder. Con las relaciones entre ellos se trenza un relato de supervivientes, de poderosa pegada narrativa y rico en matices. Una mirada capaz de extraer humor y emoción en cada curva del camino, pero que reivindica, por encimade todo, la maravillosa aventura de vivir. Ésta es la tercera novela de David Trueba tras su irrupción con Abierto toda la noche, a la que Der Spiegel definió como «una orgía de carcajadas», y Cuatro amigos, un libro que vive un idilio continuado con los lectores desde 1999.
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